martes, junio 07, 2005

LA ABSURDA PERMISIÓN

Para Paty Laurent

Después de mi agotadora caminata, de alimentar hijos y mascotas, de echarme un suicida clavado en papeles de la época del rock (tirar y archivar), de hacer las llamadas y diligencias pertinentes para que mi casa siga disque funcionando, después de aumentar y corregir el libro en el cual trabajo.... ¡Ah! entonces ya puedo darme el permiso de "sentarme en las dos nalgas" (abuelita dixit), largar zapatos, desatarme el pelo y servirme el primer ron de la tarde: vaso alto y gordo, colmado de hielo, agua mineral (topo chico of course), coca light (no vaya a ser que me regrese la memoria), y el diáfano elixir de dionisius: ron blanco bacardi. Poder ver el atardecer chorreándose en el cerro, hablar con mis pájaros y pretender que entienden, sonreírme y peinar mi corazón como a una niña que va de mañana a la escuela...

Que si seremos extraños los seres "urbanos"... Toda esta parafernalia de actividades sólo para que la culpa infeliz (mal de todos los hombres) no nos venga a espolear el rostro del alma, nos sorraje un sinfin de argumentos como: ¿ves, idiota?: la casa caída, los trastes quebrados, el niño herido, papá enojado... ¡jesús, cuánto cuidado!

Yo me pregunto, no sé tú, (como dice la canción), ¿de dónde hemos adoptado este "ritual" absurdo de estarnos dando permiso para el placer? Habrá muchas respuestas, lo sé. Cada quien contará del baile según lo que le hicieron sus "apacitos". Y lo más hiper-piiior (sí, con "i") es que yo se lo estoy heredando a mis críos. Esta vida tan corta y yo con mis delires persistentes....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anna: las licencias para el placer las otorga la traición a la memoria, para lo que el aspartame es perfecto ingrediente: visitar el árbol de Dionisio en su forma de puma y no recordar el sueño, sino despertar maldiciendo porque, como dice Gabo, los placeres son para los dioses (al fin chacualean en la eternidad y no les preocupa el hígado), pero uno, ay de uno que confirma que el espumeante mineral no era diamante sino trenes cargados de carbón que agarran la ruta dolorosa del colón. Pero el fuego es el fuego y el agua arde y ya se los robamos, así que salud por ese ron arrebatado al crepúsculo que bien merecido tenemos. Un beso

Anónimo dijo...

Pato: Te dediqué este textículo porque hemos hablado mucho sobre el tema, porque me acordé de ti en el momento de estarlo escribiendo y sobre todo, porque sabría que me darías una inteligente respuesta.
Gracias por leer mis abultadas disertaciones, en verdad lo aprecio.
Besos de retorno,