El miércoles pasado, tuve el honor de presentar el trabajo de Malena Múzquiz, mi gran amiga. El lugar, la galería "Feel grow" en el barrio antiguo, estaba repleta. Amigos, colegas, familia y tantísima gente más, acompañaron a Malena, a Paty Wilmud y a Poncho González en la inauguración de sus respectivas exposiciones.
Quise compartirles el texto que escribí para que los que no tuvieron la oportunidad de asistir, puedan tener al menos una noción del gran trabajo de Malena.
LO ETERNO SE COGE CON LA MANO
(LO ETERNO SE COSE CON LA MANO)
Cierto día de marzo, al saber que fuimos invitadas al Maratón de Poesía en Toluca, Malena me llamó y me dijo: ¡Estoy harta, Anna! ¡Estoy cansada de no tener libros! ¡Es realmente patético que andemos des-libradas por la vida! ¡Yo me voy a hacer mis propios libros!
Malena se refería, principalmente, a ese mecanismo burocrático por el que muchos de nosotros, escritores, tenemos que pasar antes de que las llamadas “autoridades artísticas” puedan (o quieran) publicarnos algo.
Yo no dudé de su proyecto ni por un segundo. Malena, además de ser una escritora talentosa, es una guerrera. Y como tengo el privilegio de contarla entre mis mejores amigos, la conozco muchísimo; así que supe que no sólo se tomaría el trabajo y el gasto de ver una editorial que la publicara, sino que ella, con su pensamiento espirulino, su emoción volcánica y sus dos manitas, se daría a la tarea de plasmar su palabra sobre imágenes, madera, tela, y otros tantos materiales; y encima, de hacerlo así, en esta forma tan creativa, tan original, tan iluminada. Había un pero (como siempre lo hay): no creí que lo lograra tan pronto.
A partir de ese día, ni uno más, Malena se sumergió en un territorio si no desconocido del todo, sí con muchos adelantos tecnológicos. Ella misma dice que el tiempo ha cobrado una velocidad impresionante. Se puso a estudiar diseño en la computadora como loca (sic), comenzó a investigar sobre miles de imágenes y la manera en que éstas pudieran amalgamarse con su poesía; se enfrentó con fuertes obstáculos de toda índole (incluso le tronó la impresora); cargó estoicamente con críticas y con reproches de algunos amigos y de su familia (que si “para qué haces todo esto, sal a divertirte”, que “mira qué desorden tienes por tu estudio, la sala y el comedor, ¿cuándo te llevas todas las cosas?”, etc.). Ella no se alteraba. Pacientemente su “locura” la conducía a desvelarse hasta altas horas de la madrugada, para caer vestida sobre la cama, en cierta ocasión, durmiéndose con su más travieso duende: una idea revoltosa jugueteando en sus neuronas.
“Tener duendes” dice el diccionario de sinónimos sobre una persona inquieta. Qué mejor frase para describir la esencia de esta poeta y narradora que se juega el todo por el todo con tal de alzar su voz. No una voz cualquiera, sino la que grita antes de ser conjugada con esos espasmos pueriles de la demagogia, grito honesto salido del centro mismo de la existencia: el corazón. Cito:
“Y en medio de un silencio, tu grito. Tu larga voz toma un giro desatado. Es la hora en que la palabra vuela con la orientación de la paloma.”
Para esta mujer escribir es axial, es darle a sus lectores no sólo un lugar al cual acudan para verla y verse, sino que también adquiere el nada fácil compromiso de ubicarse y ubicarnos en momentos precisos, en ese momento histórico del que hablan los interesados en el planeta.
Uno de sus más grandes logros, y debido a su incansable batida del corazón, es que con su poesía, Múzquiz ha sabido establecerse en varias disciplinas, no únicamente en la literatura. Como dije anteriormente, ella se expresa casando a la palabra con imágenes, con instalaciones donde emplea objetos, luces, sonidos, cuentas, plumas, rituales y sortilegios; retoma, quizá inconscientemente, esa forma ancestral de nuestros antepasados donde nos contaban, nos cantaban, todo ese vasto y mágico mundo en el que, ellos sí, sabían SER.
Malena Múzquiz ha elaborado anteriormente los libros arte-objeto “Acto de amor”, en 1991, con 100 ejemplares agotados. Y
“Tribu mía que no conoces”, trabajo dedicado a los amerindios, del cual confeccionó 25 ejemplares como regalo de navidad para sus amigos en 1999.
En ediciones formalmente establecidas tiene dos libros publicados: “En abril puedes decir lo que quieras”, colección Reloj de sol, 1994, edición agotada rápidamente; y “Escritura de lo que ya no es nada”, editorial Papeles de la Mancuspia, 1997, con 500 ejemplares igualmente agotados.
Quisiera hablarles un poco más sobre sus libros, sobre su poesía, pero tengo el atesorado recurso de que aquí está, contra todos los pronósticos y a nuestra entera disposición, esta colección inapreciable que no debemos perder por ningún motivo:
I. Azulona en movimiento: Editado anteriormente por Banco de ideas Z, en 1995, Cuba, con 500 ejemplares y en papel reciclado cubano.
II. Noche circular: Publicado solamente en fragmentos por algunas revistas del país.
III.Madre tierra: Poema a nuestro planeta.
IV. Geranio y sombra: Poema dedicado a Andrés Huerta.
(LO ETERNO SE COSE CON LA MANO)
Cierto día de marzo, al saber que fuimos invitadas al Maratón de Poesía en Toluca, Malena me llamó y me dijo: ¡Estoy harta, Anna! ¡Estoy cansada de no tener libros! ¡Es realmente patético que andemos des-libradas por la vida! ¡Yo me voy a hacer mis propios libros!
Malena se refería, principalmente, a ese mecanismo burocrático por el que muchos de nosotros, escritores, tenemos que pasar antes de que las llamadas “autoridades artísticas” puedan (o quieran) publicarnos algo.
Yo no dudé de su proyecto ni por un segundo. Malena, además de ser una escritora talentosa, es una guerrera. Y como tengo el privilegio de contarla entre mis mejores amigos, la conozco muchísimo; así que supe que no sólo se tomaría el trabajo y el gasto de ver una editorial que la publicara, sino que ella, con su pensamiento espirulino, su emoción volcánica y sus dos manitas, se daría a la tarea de plasmar su palabra sobre imágenes, madera, tela, y otros tantos materiales; y encima, de hacerlo así, en esta forma tan creativa, tan original, tan iluminada. Había un pero (como siempre lo hay): no creí que lo lograra tan pronto.
A partir de ese día, ni uno más, Malena se sumergió en un territorio si no desconocido del todo, sí con muchos adelantos tecnológicos. Ella misma dice que el tiempo ha cobrado una velocidad impresionante. Se puso a estudiar diseño en la computadora como loca (sic), comenzó a investigar sobre miles de imágenes y la manera en que éstas pudieran amalgamarse con su poesía; se enfrentó con fuertes obstáculos de toda índole (incluso le tronó la impresora); cargó estoicamente con críticas y con reproches de algunos amigos y de su familia (que si “para qué haces todo esto, sal a divertirte”, que “mira qué desorden tienes por tu estudio, la sala y el comedor, ¿cuándo te llevas todas las cosas?”, etc.). Ella no se alteraba. Pacientemente su “locura” la conducía a desvelarse hasta altas horas de la madrugada, para caer vestida sobre la cama, en cierta ocasión, durmiéndose con su más travieso duende: una idea revoltosa jugueteando en sus neuronas.
“Tener duendes” dice el diccionario de sinónimos sobre una persona inquieta. Qué mejor frase para describir la esencia de esta poeta y narradora que se juega el todo por el todo con tal de alzar su voz. No una voz cualquiera, sino la que grita antes de ser conjugada con esos espasmos pueriles de la demagogia, grito honesto salido del centro mismo de la existencia: el corazón. Cito:
“Y en medio de un silencio, tu grito. Tu larga voz toma un giro desatado. Es la hora en que la palabra vuela con la orientación de la paloma.”
Para esta mujer escribir es axial, es darle a sus lectores no sólo un lugar al cual acudan para verla y verse, sino que también adquiere el nada fácil compromiso de ubicarse y ubicarnos en momentos precisos, en ese momento histórico del que hablan los interesados en el planeta.
Uno de sus más grandes logros, y debido a su incansable batida del corazón, es que con su poesía, Múzquiz ha sabido establecerse en varias disciplinas, no únicamente en la literatura. Como dije anteriormente, ella se expresa casando a la palabra con imágenes, con instalaciones donde emplea objetos, luces, sonidos, cuentas, plumas, rituales y sortilegios; retoma, quizá inconscientemente, esa forma ancestral de nuestros antepasados donde nos contaban, nos cantaban, todo ese vasto y mágico mundo en el que, ellos sí, sabían SER.
Malena Múzquiz ha elaborado anteriormente los libros arte-objeto “Acto de amor”, en 1991, con 100 ejemplares agotados. Y
“Tribu mía que no conoces”, trabajo dedicado a los amerindios, del cual confeccionó 25 ejemplares como regalo de navidad para sus amigos en 1999.
En ediciones formalmente establecidas tiene dos libros publicados: “En abril puedes decir lo que quieras”, colección Reloj de sol, 1994, edición agotada rápidamente; y “Escritura de lo que ya no es nada”, editorial Papeles de la Mancuspia, 1997, con 500 ejemplares igualmente agotados.
Quisiera hablarles un poco más sobre sus libros, sobre su poesía, pero tengo el atesorado recurso de que aquí está, contra todos los pronósticos y a nuestra entera disposición, esta colección inapreciable que no debemos perder por ningún motivo:
I. Azulona en movimiento: Editado anteriormente por Banco de ideas Z, en 1995, Cuba, con 500 ejemplares y en papel reciclado cubano.
II. Noche circular: Publicado solamente en fragmentos por algunas revistas del país.
III.Madre tierra: Poema a nuestro planeta.
IV. Geranio y sombra: Poema dedicado a Andrés Huerta.
V. Odio a los animales de mi especie: Monólogo hasta hoy inédito a pesar de haber sido premiado en el Ciclo de monólogos y Teatro en atril, 2004 y puesto en escena bajo la dirección del maestro Sergio García. (La autora no recibió reconocimiento alguno).
VI. Punto de encaje: Poema que recopila el sentimiento de nuestro pueblo.
Y por último,
VII. Atardecer es complicado: En dos presentaciones, libro de poesía, imágenes y notas; y libro arte-objeto. Ambos artísticamente diseñados y elaborados a mano.
Van a decir que la Múzquiz ya me contrató como manager, no es así, simplemente me da muchísimo orgullo y placer ser la primera en anunciarles que su primera novela “El fantasma del Foresta” saldrá a la venta en julio próximo, bajo la firma editorial Solano. En esta novela, Malena nos dice:
“La escritura es un viaje por la memoria, una saudade que no puede hacerse presente sino hasta el instante en que la puerta del castillo se cierra y justo es aquí cuando uno tiene que buscar la página y trasladar a ella lo que rebasa.”
Los dejo entonces con la autora, quien nos hablará un poco más de este encomiable proceso, pero sobre todo, experta en la materia, sabrá regalarnos crujientes hojuelas de su alma.
Anna Kullick Lackner
8 de junio del 2005
VI. Punto de encaje: Poema que recopila el sentimiento de nuestro pueblo.
Y por último,
VII. Atardecer es complicado: En dos presentaciones, libro de poesía, imágenes y notas; y libro arte-objeto. Ambos artísticamente diseñados y elaborados a mano.
Van a decir que la Múzquiz ya me contrató como manager, no es así, simplemente me da muchísimo orgullo y placer ser la primera en anunciarles que su primera novela “El fantasma del Foresta” saldrá a la venta en julio próximo, bajo la firma editorial Solano. En esta novela, Malena nos dice:
“La escritura es un viaje por la memoria, una saudade que no puede hacerse presente sino hasta el instante en que la puerta del castillo se cierra y justo es aquí cuando uno tiene que buscar la página y trasladar a ella lo que rebasa.”
Los dejo entonces con la autora, quien nos hablará un poco más de este encomiable proceso, pero sobre todo, experta en la materia, sabrá regalarnos crujientes hojuelas de su alma.
Anna Kullick Lackner
8 de junio del 2005