lunes, septiembre 19, 2005

INVOCO LA LÁGRIMA


"Pero el flagelo imprime su sentencia, donde resguarda el impostor su miedo."
Javier España

Vivo en un desorden yo que nunca. Tengo cuatromildoscientasveintiún cosas en esta cabeza y cada vez que intento acomodarlas, al menos unas cuatro o cinco, parece resultar peor: brincan y parecen multiplicarse las muy ingratas.
No me preparé para el desorden, no me anticipé. Siempre viví pensando que el orden habría de regir mi vida.
Es tan enorme este pantano en la mía testa, que hasta hoy me percaté que no le ha dejado espacio a las lágrimas, a aquél derrame salino que tanto añoro, el que me hacía palpar mi humanidad, el que la volvía tangible, aquél que me hacía visible para mí. Yo podía tocarme tras el llanto...
Tengo tanto tiempo de no llorar... Hoy sentí la emoción al ver a un anciano vendedor de paletas, sentado en la banqueta, leyendo un libro. ¿Y las lágrimas? No acudieron aunque todos mis ojos ardieron como el sol que quemaba al pobre viejo. ¿Se habrán ido del todo? ¿Para siempre?
A mi abuela Margarita, en sus últimos quince años, había que comprarle lágrimas artificiales. Lo contrario de mi abuela Anita; a ella debimos haberle comprado un deshidratante lagrimal. Lloraba siempre la hermosa Ana María...

Añoro mi llanto. En este momento de escribir la frase me vienen inmensas ganas de llorar, pero creo que ya mis ojos están dormidos, o muertos; ya no le transmiten al corazón la exacta emoción que sostenían. ¿Les pasará esto a quienes estamos a punto de caernos del árbol? Quién sabe... Yo he visto llorar a tanta gente "grande", así nada más, porque recordaron algo, porque escucharon el mar o un canario, vieron pasar una golondrina, un racimo de palabras, aún por el simple hecho de haberme visto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las lágrimas se te juyeron pal río, risa de frío, risa de luna, ronrisa. Y sin embargo, yo te he visto llorar cuando te carcajeas y te meas del llanto. Un abrazo, está hermoso. plk

sedienta de humedales dijo...

Sí, quién sabe... A lo mejor pudieron haberse convertido en risa. Ojalá. A veces dudo hasta de la sequía...
Sé que es mal texto, pero quise escribirlo para ver si así fluyen los ojos.
Merci, Pato.